lunes, 13 de octubre de 2008

Organizarse, instruirse y conmoverse. Ese era el legado. De eso se trataban los mambos, las noches de insomnio y las charlas compartidas. Cada vez que me encuentro con alguien que piense en revolver mi cabeza gira. De utopías, pero qué es el mundo sino nuestra cabeza. Qué es la realidad sino las estructuras que construimos, hasta lo impensable está dentro nuestro y no es impensable si podemos creer por un instante que existió (aún donde nadie pudo verlo).
Perdón por las heridas y perdono las marcas. Busco el rumbo que nunca fue el equivocado y parto consciente de que será como deba ser. Nunca pudo haber sido distinto.
Se está gestando y eso me deja tranquila. En las conciencias, en los sueños, en los despiertos a estas horas. Solo sé que va creciendo. Praxis, el agregado. Y que nadie diga que no se puede, que no se censuren ántes de sentirlo. Porque ya no son los tiempos de ántes, nunca van a ser los mismos tiempos. Y en el cambio está la magia. La magia, que nunca se perdió.

Voy a volver, y voy a buscar la forma. Que no me digan que no es real. Porque entonces el amor de un padre a un hijo solo estaría en su cabeza. Porque entonces no podríamos querernos a nosotros mismos, y que es sino la utopía si no es aquello que se puede exteriorizar.


Aquello que nos permite sentirnos vivos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Prima!!! Por fin!!! jaja hace una banda q no escribias nada por aca! y como te dije me voy a vivir con vos! jaja na en realidad lo estoy pensando... podria ser, siempre y cuando me aceptes claro